Cáceres

José Núñez de Cáceres

José Núñez de Cáceres
José Núñez de Cáceres

José Núñez de Cáceres nació el 14 de marzo de 1772, en la ciudad de Santo Domingo. Eran sus padres Francisco Núñez y María Albor. La madre murió pocos días después del nacimiento del niño que el 23 de marzo de aquel mismo año fue llevado a la pila bautismal por su tío el Deán D. José Núñez de Cáceres. Creció bajo los cuidados de una tía suya pobrísima, María Núñez.

Desde temprana edad, Núñez de Cáceres demostró gran amor a los estudios; su padre era hombre de campo, trabajador y honrado, pero miraba con desdén el amor de su hijo a los libros, pues quería dedicarlo a las labores del campo. Núñez de Cáceres creció en la mayor miseria, porque su padre le escaseaba los recursos y este estado llegó a extremo tal, que tenía que estudiar en los libros de sus condiscípulos, pues nunca tuvo propios todos los necesarios y se presentaba en la escuela con trajes humildísimos y descuidados. Para ganar algo y ayudar a su tía, pregonaba y vendía por las calles las palomas que un conocido suyo cazaba para especular con ellas.

El padre de Núñez de Cáceres se llevó a su hijo al campo, pero no pudo conseguir distraerlo de los libros y hacerle coger amor a la agricultura. Viendo esto consintió en que el hijo volviera a la ciudad, pero advirtiéndole que no debía contar más con la protección paterna.

Núñez de Cáceres duplicó los esfuerzos para concluir sus estudios, y a los 23 años obtuvo la Licenciatura en Derecho Civil; formó una distinguida clientela y llegó a ser catedrático en la Universidad de Santo Tomás de Aquino.

Al finalizar el siglo 18 contrae matrimonio con Juana de Mata Madrigal Cordero. De su unión nacieron seis hijos: el primero, Pedro, nació en Santo Domingo el 2 de abril de 1800, y la última, María de la Merced, en la misma ciudad en 1816.

En 1799, como consecuencia del Tratado de Basilea, trasladaron a la Real Audiencia a Puerto Príncipe (actual Camagüey) de Cuba y allá fue Núñez de Cáceres nombrado Relator por Carlos IV en agosto de 1800, lo que no le impedía ejercer su profesión de abogado.

En Camagüey nacen tres de sus hijos: José, el 9 de septiembre de 1804; Francisco de Asis, el 15 de septiembre de 1805, y Gregorio, el 8 de junio de 1809.

Según su biógrafo el Dr. José María Morilla, mientras Núñez de Cáceres permaneció en Puerto Príncipe (Camagüey) le “sonrió constantemente la fortuna”. Destinado a servir la tenencia y asesoría del gobierno de La Habana, prefirió poco después ejercer el mismo cargo en su tierra nativa.

Volvió a su patria luego de la Reconquista y el 29 de junio de 1810 fue nombrado Teniente Gobernador, Asesor General de Gobierno de Intendencia y Auditor de Guerra de la provincia de Santo Domingo. En el ejercicio de estas funciones se destacó por su probidad y por el empeño que puso en mejorar la situación económica de la colonia, prácticamente arruinada.

El 6 de enero de 1815 se reinstaló, por gestiones que hizo cerca del capitán general, la antigua Universidad de Santo Domingo. El claustro de doctores, “en consideración a tan meritorio rasgo”, según dice el Dr. Morilla, eligió primer rector de ese instituto a Núñez de Cáceres y acordó que su retrato, costeado por el gremio, se colocara en el aula magna.

Tuvo choques constantes con las autoridades y muy particularmente con Sánchez Ramírez. A la muerte de éste solicitó el empleo de Oidor de la Real Audiencia de Quito, que estaba vacante, pero encontró gran oposición en la Corte y no consiguió lo que deseaba.

Durante diez años gestionó inútilmente en la Corte al ascenso a que le hacían acreedor sus servicios. El Dr. Morilla atribuye el fracaso del pretendiente a la enemistad que le cobró Francisco Javier Caro, consejero de Indias, por haber dispuesto Núñez de Cáceres, como gobernador interino, que un pariente de aquel magistrado pasase a la isla de Cuba bajo la acusación de conspirar en favor de Haití.

Parece que a consecuencia de esta decepción fue que empezó sus trabajos revolucionarios, no para conquistar autonomía absoluta para la colonia, sino para ponerse bajo el protectorado de Colombia; otros aseguran que para unirse federativamente a aquella república.

El 30 de noviembre de 1821 realizó el movimiento separatista y al día siguiente, sábado 1ro. de diciembre, la bandera de Colombia reemplazó la de Castilla; se instaló una junta como Gobierno Provisional, cuya presidencia le tocó a Núñez de Cáceres; se dictó una constitución que contenía un borrón de ignominia, inaceptable por los tiempos que corrían. Ese borrón fue el mantenimiento de la escalvitud, pues Núñez de Cáceres dijo que “no sería su mano la que de una plumada redujera a la miseria a sus conciudadanos.”

Como Núñez de Cáceres no encontró en Colombia el apoyo que buscaba, Jean Pierre Boyer, Presidente entonces de Haití, declaró que el territorio de la isla era uno e indivisible, e invadió la parte española. El mismo Núñez de Cáceres, siete semanas después, hizo arrear la bandera colombiana y reemplazarla con la haitiana, el sábado 19 de enero, y el sábado 9 de febrero de 1822, “aturdida la conciencia por el remordimiento” entregó al Presidente Boyer en persona las llaves de la ciudad de Santo Domingo. Boyer manifestó entonces a Núñez de Cáceres que su presencia era un inconveniente en la isla y que si no se ausentaba de ella voluntariamente, lo embarcaría por la fuerza.

Núñez de Cáceres se dirigió a Venezuela; se dedicó al foro y al periodismo, y redactó El Cometa, periódico que atacó duramente a Bolívar. Se hizo amigo de Páez y llegó a ser su secretario privado y consejero, y con ese carácter instaba al Prócer venezolano a romper los vínculos de unión de Colombia con Venezuela y a declarar a esta última estado independiente. Páez lo oyó por cierto tiempo, pero después, le volvió la espalda, y Bolívar, que aparentemente había llegado a entenderse con Páez, dio a Núñez de Cáceres su pasaporte para el extranjero.

Núñez de Cáceres fue a fijar residencia con su familia en México, donde primero se estableció en la ciudad de San Luis Potosí y luego en Ciudad Victoria, capital del Estado de Tamaulipas.

En los primeros años, se ocupó en el ejercicio de la abogacía. En 1830 fue nombrado fiscal de la corte suprema de justicia. En 1833 fue elegido senador del Estado de Tamaulipas y miembro del Congreso de la Confederación mexicana. En ese mismo año se le designó Ciudadano Benemérito de Tamaulipas.

Actuó al lado del general Moctezuma en el Pozo de los Carmelos, y secundó los planes de ese insigne soldado “con el poder irresistible de su elocuencia”. En 1834 fue designado tesorero de Hacienda Pública, cargo que alternó con el ejercicio de la abogacía.

Hacia 1844 enfermó gravemente y el Gobierno del Estado y la Junta Departamental de Tamaulipas le asignaron una pensión “para su socorro en el lecho de dolor”. El 11 de septiembre de 1846 falleció en Ciudad Victoria, Tamaulipas.

Su discípulo Simón de Portes, quien desde Venezuela se trasladó con él a México, pronunció, en el acto de inhumación de los restos del gran dominicano, un discurso donde dijo: “Raro acontecimiento: aquí, no lejos de Padilla, donde dejó de existir el héroe de Igualada, en que se selló la indpendencia mexicana, muere el hidalgo dominicano oyendo casi el estruendo del cañón del injusto invasor anglosajón, a tiempo mismo que antes de morir se regocija este infortunado héroe con la agradable nueva de que los habitantes de Santo Domingo, después de un gran número de batallas, han arrojado de su territorio a sus opresores… Rebosa de júbilo José Núñez de Cáceres con tan feliz suceso, y como se detiene el curso de la muerte que insensiblemente lo conducía a este sepulcro”.


Referencias

  1. Balaguer, JoaquínLos Próceres Escritores. 5ta. Edición. Editoria Corripio, Santo Domingo (R.D.). 1995.
  2. Rodríguez, Cayetano ArmandoGeografía Física, Política e Histórica de la Isla de Santo Domingo o Haití. 1915.

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