La Vieja Belén
La Vieja Belén es un personaje folclórico, repartidora de regalos, vinculada a las fiestas navideñas y de Año Nuevo.
En la República Dominicana, es un personaje que no siempre aparece en las fiestas navideñas; su presencia depende de varios factores. Normalmente aparece cuando, por algún motivo, no se ha podido entregar regalos a los niños en los días usualmente destinados para esa costumbre: 25 de diciembre (el Niño Jesús o Santa Claus) o el 6 de enero (Tres Reyes Magos) según la región y costumbre. Por lo tanto, la Vieja Belén “viene” siempre después del 6 de enero, usualmente el domingo siguiente pero esto no es una regla fija.
Hay diversas razones por las cuales los niños no recibieron regalos en los días acostumbrados; entre esas razones están que sus padres o tutores no disponían de dinero para juguetes o que se encontraban lejos de la casa. Lo más común es que los regalos sean humildes, a veces unos cuantos dulces o caramelos.
Según el escritor dominicano Marcio Velóz Maggiolo, en su obra “Trujillo, Villa Francisca y otros fantasmas”, el origen de la Vieja Belén es probablemente italiano, a través de La Befana, y no descarta que penetrara al país en las naves de los conquistadores o con los italianos que han inmigrado al país desde hace varios siglos, tal como ha sucedido en otros lugares de América.
Befana
La Befana, evolución de epifanía a través de los léxicos bifanìa y befanìa, es un personaje típico de algunas regiones de Italia que luego se extendió a lo largo de la península y a otros países con colonias de inmigrantes italianos.
Según la tradicción italiana, la Befana visita a los niños la noche anterior a la epifanía (6 de enero) para rellenar los calcetines, colgados a tal fin por los niños esa noche; si han sido buenos con caramelos y chocolates, en cambio si han sido malos los rellena de carbón (formado en realidad por dulces de color y forma parecida al carbón).
A menudo la Befana es descrita como una anciana, que vuela sobre una escoba. A diferencia de una bruja suele estar sonriente y tiene una bolsa o un saco lleno de dulces, regalos, pero también de carbón.
Según el cuento popular “cristianizado”, los Reyes Magos, de camino a Belén para llevar sus presentes al Niño Jesús, al no conseguir encontrar el camino correcto, pidieron ayuda a una señora anciana. A pesar de la insistencia de estos para que les siguiese en su visita al pequeño, la mujer no salió de casa para acompañarlos.
Más tarde, al arrepentirse de no haber ido con ellos, y tras preparar un cesto con dulces, salió de casa y se puso a buscarlos, sin conseguirlo.
De esta forma se detuvo en cada casa que encontraba a lo largo del camino, dando chucherías a los niños que encontraba, con la esperanza de que alguno de ellos fuese el pequeño Jesús.
Desde entonces vagaría por el mundo haciendo regalos a todos los niños para hacerse perdonar.
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