Llanura de Azua
Se extiende desde el rio Yaque del Sur hasta la loma El Numero, entre Las últimas estribaciones de la cordillera Central y el mar Caribe (la bahía de Ocoa y la sierra de Martín García, más exactamente). Mide 70 x 32 km de anchura máxima. Y está “interrumpida” por la loma de la Vigía (425 msnm), a la entrada de la bahía de Ocoa.
Se discute su relación con los valles vecinos. Algunos autores creen que formó una sola fosa de sedimentación con el valle de San Juan antes del mioceno, siendo separada del mismo por levantamientos, así como por la desviación del Yaque del Sur hacia la bahía de Neiba. Sin Embargo sus suelos prolongan los de la Hoya de Enriquillo, teniendo una clara continuidad con los mismos.
Su marco orográfico le hace una llanura semiárida, muy caliente. No rebasa los 700 mm” de lluvia anual, que se concentra en chubascos torrenciales. Y buena parte de ella se filtra a su manto freático -uno de los de mayor potencial del país-, por lo que tiene una “vegetación xerofítica.
Sus suelos son una prolongación de la Hoya de Enriquillo en general, aunque su aridez no es tan extrema”, ni su posición tan baja. Sus 7 asociaciones parecen ser gradaciones hacia los suelos de la llanura costera del caribe y de la cordillera Central.
Tiene severos factores limitantes naturales para la mayoría de los cultivos (aridez, falta de desarrollo de los suelos, escasa profundidad y pedregosidad). Sin embargo son de los más fértiles de la región suroeste, en concreto la asociación Azua (entre el río Tábara y arroyo Hatillo), que ocupa la mayor parte de la región. El trasvase de las aguas del Yaque del Sur, que entró en operación en 1976, y la introducción de medidas intensivas de manejo y abonos verdes –mejorando sus características físicas, y su retención de la humedad- ayudaron a incrementar su desarrollo agrícola. Pero al dejarse de usar las aguas subterráneas se ha observado un aumento del nivel freático lo que ha ocasionado salinización de los suelos en las zonas bajas.
Los aluviales no son extensos, ni desarrollados, ya que tienen ríos cortos, de caudal escaso e irregular. Por otra parte la proximidad de las montañas inutiliza las partes altas de los suelos aluviales por acumularles gravas y cantos rodados
Adaptado del libro Geografía Dominicana de Santiago de la Fuente sj. 1976.
Regresar al índice de Regiones Geomorfológicas
Regresar a los temas de Geografía Nacional de la República Dominicana
Regresar al índice general de Geografía