Personajes y Grupos en el Carnaval Dominicano
Los personajes representados en el Carnaval de la República Dominicana son, al igual que en todas partes, numerosos, interviniendo significativamente la creatividad de los participantes. Algunos tradicionales son:
Diablo Cojuelo
El diablo era un personaje importante en el contenido de los Autos Sacramentales, obras de teatro que se representaban durante la Edad Media en España. En estas obras el diablo era representante del mal, el cual simbólicamente, siempre era derrotado por el bien.
Luis Vélez de Guevara, en 1641, escribió su novela El Diablo Cojuelo, lleno de jocosidad y sátiras. El Diablo Cojuelo no era un diablo, ni siquiera era un diablo para meter miedo o para tentar a la gente o empujarla a pecar. Por el contrario, este diablo introdujo el bullicio, la travesura, el baile, la alegría.
Por esto, al convertirse el carnaval en una festividad alegre, libre, sin inhibiciones, se tomó simbólicamente a este diablo cojuelo como un personaje central. Era un demonio travieso y juguetón que colmó la paciencia del mismo diablo y este lo arrojó a la Tierra, lastimándose una pierna al caer, quedando cojo o “cojuelo“.
Este personaje llegó como símbolo del carnaval a nuestro país con los españoles, apareciendo por primera vez en América en la ciudad de Santo Domingo, antes de 1520. Su disfraz ridiculizaba el de caballeros medievales con capa y pantalones anchos de colores vivos y máscara representando un animal o rostro horrible y espantoso.
Después de la Independencia, éste diablo colonial se transformó, a veces con el nombre de Diablo Cajuela, modificándose su traje y su máscara original en cada uno de nuestros pueblos donde hay carnaval, recibiendo nombres particulares, con excepción de La Vega, Santo Domingo y San Cristóbal, donde siguen llamándose Diablos Cojuelos, Diablos Cajuelas o, simplemente, Diablos.
Algunos de los tipos derivados son los Cachúas (Cabral y lugares vecinos), Lechones (Santiago), Macaraos (Bonao, Salcedo y, en términos genéricos, Santiago), Toros (Montecristi) y variantes más modernas como los Catarrones (San Francisco de Macorís, único diablo sonriente), Taimácaros (Puerto Plata), Judas (Navarrete), los Avechisas (Mao), etc.
Roba la Gallina
Consiste en un hombre disfrazado de mujer, típicamente con busto y trasero abundante, que va por los colmados y otros establecimientos comerciales pidiendo para sus pollitos, que no son más que los jóvenes del pueblo que le siguen en alborozada procesión.
El grupo anda en ruidoso jolgorio cantando estribillos repetitivos como:
ti-ti, manatí
ton-ton, molondrón
roba la gallina, palo con ella
Los dueños de los establecimientos entregan dinero o dulces a la “gallina”, quien a su vez los lanza hacia atrás a sus seguidores, los cuales reciben en animada algarabía.
Es un personaje de origen africano, representando la fertilidad, y también se encuentran en otros países (Cuba, Puerto Rico, Haití).
En el país, la primera referencia sobre este personaje es en La Vega, durante la ocupación haitiana, cuando el General Placide Le Brun era el gobernador de dicha ciudad (1822-1829). Y todavía es un personaje importante en el carnaval de Jacmel (Haití).
“Viejita Gud Money”
Esta es una variante del Roba la Gallina que se práctica en Villa Vásquez. Antiguamente salía el Sábado de Gloria después de la “quema del Judas”; ahora sale el Domingo de Resurrección.
El disfraz consiste en una imitación de una vieja vestida de tela que se coloca en el frente, con la cara vuelta hacia el que la lleva. Le acompañan tocadores de güira y tambora.
Aparentemente es una modificación de la parranda cocola “Good Morning” (o “Good Money”) que se presenta en San Pedro de Macorís, Samaná y Puerto Plata.
Máscara del Diablo
En varias comunidades de la provincia Elías Piña, teniendo como centro al poblado de El Llano, salen los Viernes Santos por los caminos y calles las Máscaras del Diablo, con un fuete o vejiga en la mano. Se disfrazan con un vestido de mujer, al que se le agrega a veces una faldita de hojas secas de plátano.
Pero lo más impresionante son sus máscaras, que van desde la cintura hasta la espalda, tapándole la cara y la cabeza. Estas máscaras está cubiertas de plumas de gallina, con otros adornos como crin de caballo, cachitos de chivos y cintas rojas.
Tradicionalmente, el Sábado Santo, al concluir sus actividades, los participantes se dirigen al campo, colocando las máscaras unas encima de las otras y les pegan fuego. Luego recogen sus cenizas y las esparcen en los sembradíos, como muestra de un culto a la fertilidad ante la llegada de la primavera.
Los Negros
El Domingo de Gloria, al culminar la Semana Santa, en varias comunidades rurales de Guerra (El Peje, La Joyita, El Cachón, Tierra Blanca, La Baría, El Copao), teniendo como sede a La Joya, salen por callejones y caminos Los Negros, personajes impactantes de carnaval con vestidos de mujer y pantalones por debajo, adornados con elementos vegetales. y con una vara y/o foete (“fuete”) en la mano.
Es un carnaval “cimarrón” sin lujo ni elementos comerciales, con un contenido festivo, pedagógico y lleno de colorido y originalidad.
Al comenzar la Semana Santa, los que se disfrazan van a las casas realizando un inventario de niños/niñas, enfatizando en los que se portan mal y en sus nombres. El Domingo de Resurección (o de Gloria), se dirigen a las casas donde los niños se esconden. Entonces, Los Negros mencionan sus nombres y sus fallas.
En un momento dado, los mayores les abren las puertas y, con una rama en la mano, los negros simulan azotarlos (“darles una pela”). Los padres intervienen para que se los entreguen, con la promesa de que cambiarán su comportamiento.
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