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Las Raíces de la Migración Dominicana

por Catherine Sunshine

Adaptado del libro “Caribbean Conections: The Dominican Republic” de Anne Gallin, Ruth Glasser, Jocelyn Santana y Patricia R Pessar. 2005. Teaching for Change. Washington, D.C. (Traducido y adaptado con autorización de Teaching for Change. 2020)


En toda la República Dominicana, en pueblos rurales empobrecidos y barrios marginales urbanos, la gente lucha día a día solo para llegar a fin de mes. Para muchos, el camino hacia una vida mejor los lleva fuera de la isla, a Puerto Rico, a la Florida, Nueva Jersey, Nueva York, Massachusetts y más allá.

¿Por qué tantos dominicanos han optado por emigrar, aun cuando mantienen lazos fuertes con la tierra natal y miembros de la familia que quedan atrás? Para entender el éxodo dominicano hay que mirar tanto las raíces políticas como económicas de la migración.

La invasion de 1965

Durante su sangriento gobierno de treinta y un años, el dictador Rafael Trujillo permitió que pocas personas salieran del país. Algunos dominicanos lograron huir de la persecución política y establecerse en el extranjero, pero la gran mayoría permaneció en el país. Eso cambió luego del asesinato de Trujillo en 1961, cuando una serie tumultuosa de eventos inició la migración masiva que continúa hoy.

En 1962, en las primeras elecciones libres del país, los dominicanos le dieron una victoria aplastante al socialista Juan Bosch. Bosch gobernó sólo siete meses antes de ser derrocado por un golpe militar de derecha en 1963. La conspiración continuó y en abril de 1965 una revuelta popular armada arrasó la capital. Muchos habitantes de Santo Domingo salieron a las calles, exigiendo el regreso del gobierno, elegido democráticamente, de Bosch y la adhesión a la constitución del país.

Funcionarios en Washington, ansiosos por evitar otra revolución al estilo cubano, vieron este levantamiento en apoyo de la democracia como una amenaza1. El 28 de abril de 1965, el presidente Lyndon Johnson envió 22,000 infantes de marina estadounidenses a Santo Domingo para aplastar la rebelión. Posteriormente, nuevas elecciones, celebradas bajo la supervisión de Estados Unidos, llevaron al poder al candidato respaldado por Estados Unidos, Joaquín Balaguer, quien había sido la mano derecha del dictador Trujillo.

Antes y después de las elecciones, el ejército dominicano continuó hostigando, encarcelando y asesinando a los partidarios de Bosch. Miles de personas huyeron al exilio en Nueva York. Los funcionarios estadounidenses alentaron su partida, con la esperanza de eliminar a posibles opositores del nuevo gobierno dominicano.

Una economía en recesión

El éxodo había comenzado. Dos acontecimientos hicieron que continuara y creciera. Una fue una nueva ley de inmigración de EE. UU. Que entró en vigencia en 1965, permitiendo a los inmigrantes que residían legalmente en los Estados Unidos solicitar que sus familiares se unan a ellos. El otro fue una crisis económica creciente en la República Dominicana que dejó a muchas personas más desesperadas que nunca.

Trabajando mano a mano con el gobierno dominicano, funcionarios estadounidenses se propusieron reconstruir la economía dominicana sobre la base de la inversión, ayuda y préstamos privados de los Estados Unidos. Las corporaciones multinacionales se apoderaron de tierras en el campo dominicano. Los pequeños agricultores, desarraigados, se trasladaron a las ciudades o emigraron.

En la década de 1980, la economía dominicana entró en fuerte declive. Cuando los precios mundiales del azúcar cayeron, Estados Unidos redujo drásticamente sus compras de azúcar dominicana2. Como alternativa al azúcar, el gobierno dominicano promovió la manufactura para la exportación, la agroindustria y el turismo, todos dependientes de mano de obra barata. En los parques industriales cercados, conocidos como zonas francas, los trabajadores ensamblaban prendas y otros bienes por salarios muy por debajo de lo que ganan los trabajadores estadounidenses. Pero la manufactura de exportación y el turismo no podían dar trabajo a todos los agricultores y trabajadores que habían sido desplazados por el colapso del sector agrícola. Los habitantes rurales acudieron en masa a los barrios marginales de Santo Domingo y otras ciudades, buscando alguna otra forma de ganarse la vida.

Mientras tanto, los acuerdos de préstamo con el Fondo Monetario Internacional obligaron al gobierno a devaluar la moneda dominicana, el peso. La devaluación hizo que el peso valiera menos en relación con las monedas internacionales como el dólar estadounidense3. Alimentos y otras necesidades básicas compradas en el exterior en dólares e importados a República Dominicana, ahora cuestan a los consumidores mucho más en pesos que antes. La vida se volvió más difícil que nunca para la mayoría de los dominicanos. Las remesas, dinero enviado a casa por familiares fuera del país, se convirtieron en un salvavidas para cientos de miles de familias dominicanas.

Durante tres décadas Balaguer mantuvo el poder mediante elecciones fraudulentas, interrumpidas sólo por un período de ocho años en el que gobernaron sus rivales políticos4. Balaguer reservó trabajos y contratos para sus seguidores fieles; otros encontraron sus caminos bloqueados. No sólo los pobres sino también muchos dominicanos de clase media se vieron sin futuro para ellos mismos si permanecían en el país.

Sin solución rápida5

Las elecciones de 1996 finalmente retiraron a Balaguer y llevaron al poder a un político más joven, Leonel Fernández Reyna. En el 2000 fue reemplazado por Hipólito Mejía, pero en 2004 los votantes devolvieron a Fernández a la presidencia una vez más. A pesar de este nuevo liderazgo, la emigración a gran escala de la República Dominicana es probable que continúe en el futuro previsible. La crisis económica del país no tiene una solución rápida, y las ganancias enviadas a casa por los dominicanos que viven y trabajan en el extranjero son una parte cada vez más vital de la economía nacional.

Las redes que traen dominicanos a Estados Unidos están firmemente establecidas6. Muchas familias están divididas, lo que genera una demanda constante de visas estadounidenses para familiares. Mientras tanto, los dominicanos en la diáspora están aumentando su participación en la vida cívica y política de Estados Unidos. Si bien muchos mantienen fuertes lazos con su tierra natal, los dominicano-estadounidenses reconocen cada vez más que están aquí para quedarse.

TR ejm


Notas del editor del website:

  1. El militar Wessin y Wessin, cabeza del grupo que derrocó al presidente electo Juan Bosch, al verse casi vencido por los revolucionarios constitucionalistas, solicitó al presidente americano la invasión militar con el pretexto de proteger a los americanos en el país y evitar un gobierno comunistas.
  2. La caída de los precios del azúcar sucedió al final de los primeros 12 años de gobierno de Balaguer (mediados de los 70s). En ese entonces, muchos ingenios azucareros cerraron, miles de trabajadores perdieron sus empleos, y las tierras del estado fueron pasando, poco a poco a manos de multinacionales y ricos terratenientes.
  3. El aumento del precio del petróleo y la devaluación del peso dominicanos ayudaron a desestabilizar la economía dominicana a mediados de los 80s.
  4. Después de la guerra civil y a partir del reestablecimiento de elecciones nacionales en 1966, Balaguer gobernó 18 años (1966-1978 y 1990-1996). El partido de oposición, PRD, gobernó entre 1978-1990. Ver nota #5.
  5. Ver la sucesión de gobernantes dominicanos en el último siglo en “Gobiernos y gobernantes dominicanos“.
  6. Una nueva ola de emigración de dominicanos profesionales (fuga de cerebros) ha ocurrido simultáneamente con la emigración económica. Posiblemente, ambos tipos de migración están basadas en las mismas raíces económicas, pero, nuevas facilidades para realizar estudios avanzados (maestrías y doctorados) y la disponibilidad de trabajos técnicos en los Estados Unidos y otros países desarrollados ha propiciado este tipo de emigración no necesariamente por cadena familiar.

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