Hay Dos Países
(parafraseando a Don Pedro Mir)
Hay dos países en el mundo
en el mismo trayecto
del sol.
Oriundos de la noche
en un colonizado archipiélago
de turistas
y zonas francas.
Sencillamente livianos
como el beso de los niños
criados juntos
que aun desconocen
como odiarse.
Sencillamente anidado
en una pequeña isla
como gemelos
en el útero de Quisqueya
“madre de todas las islas”.
Sencilla y trágicamente
desgarrados
por la historia
por la ambición
por el azúcar con que se endulzan
las tacitas de porcelana
de los ricos
dejando los escombros
de la amargura detrás
en nuestras bocas.
Ambición de reyes
ávidos de oro y mas oro
néctar de alcohol
para embrutecer el dolor
de sus almas.
Ambición de España,
ambición de Francia,
cada una tirando para su lado
hasta que la isla se desgarro
y el rio se desbordo
en sangre
en el mismo lugar
que los unía.
Un río
llamado masacre
que hoy rebautizamos “madre”
lugar de encuentro,
templo y tabernáculo
de una santa comunión
entre los hijos e hijas
de una sola isla.
Quisqueya
con el montañoso Haití
hacia el oeste,
cuatro cordilleras cardinales,
inmensas bahías,
erosionadas lomas
donde la pobreza y la necesidad
concurren
y los arboles
en los altares del poder
son corderos sacrificiales.
Quisqueya
donde nada florece
como el sueño del allá,
la pesadilla del despedirse,
hermano
de la hermana,
al padre
de la hija
al hijo
de la madre y el amante–
otro masacre
por el verde perejil
del dólar.
Somos dos países en el mundo
en el mismo trayecto de la esperanza,
victimas de la misma historia,
compartiendo los mismos fantasmas:
la sangre de nuestros abuelos taínos,
el sudor de nuestras abuelas africanas
empapándonos
el alma;
compartiendo el mismo regreso
del progreso–
como el vaivén de un telar
tejiendo nuestro canto común
raramente anunciado.
Somos simplemente
hermanos y hermanas
que no han de ser divididos
o enfrentados
por guerras
o rumores de guerra
o por las comparaciones
con el rico vecino
del norte.
Aquí, en la rivera del masacre
creamos una nueva frontera
de esperanza;
aquí en los campos asesinos
sembramos las semillas del futuro
y esperamos
el florecimiento de la paz.
Aquí en el muro de los lamentos
recogemos los gritos
de los muertos
y con ellos escribimos
una nueva canción,
aquí en la tumba
de muertos desenterrados
creamos un memorial de vida,
una frontera de luces
que alumbre el camino
hacia la paz.
Una isla como un pájaro
con dos alas–
Quisqueya y Haití volando
en el mismo trayecto del sol,
hacia su nido
en el azul caribe,
hacia un futuro de paz,
con un canto de perdón
en la garganta
y una hojita de perejil
en el pico.
Octubre 4,2012
Fuente: Frontera de luces (Border of Light); revisado en noviembre 2, 2020 (“www.borderoflights.org/hay-dos-paises” enlace muerto, febrero 2022)
Traducción de Chiqui Vicioso
Versión original en inglés: There Are Two Countries (after the maestro, nuestro Pedro Mir)
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