Las Indias Occidentales VI
- Introducción
- Su Tierra y su Clima
- Su Biodiversidad
- Su Gente y Su Cultura
- Su Economía
- Gobiernos y condiciones sociales
- Su Historia
Su Historia
Había tres grupos diferentes de poblaciones nativas viviendo en el Caribe cuando Cristóbal Colón arribó en 1492; los Arawacos, los Caribes y los Ciboney. Los más numerosos eran los Arawacos, o Taínos, que habitaban las Antillas Mayores, las Bahamas y las Islas de Sotavento. Los Arawacos practicaban la agricultura y eran navegantes. Los Caribes también practicaban la agricultura y eran navegantes pero, a diferencia de los Arawacos, eran guerreros. Los Ciboney eran pescadores y, cuando estaban alejados de las zonas costeras, cazadores y recolectores.
Colón estableció el primer asentamiento europeo permanente en las Indias Occidentales en 1493 en la isla de La Española, y la conquista y colonización española se extendió a las otras islas de las Antillas Mayores a principios del siglo 16. El principal interés de los españoles era la minería de oro y otros metales preciosos pero encontraron que los Arawacos no eran apropiados para el duro trabajo contínuo que trataron de imponerle. Esencialmente, la población indígena fue destruida.
A medida que el oro de las islas se hacía más escaso, las posesiones caribeñas empezaron a ser tomadas en cuenta principalmente como puertos de entrada y comercio. Los españoles intentaron dominar el Caribe, construyendo fortalezas en La Española, Cuba y Puerto Rico, y trataron de evitar que otras naciones comerciaran con las islas.
La primera etapa de la penetración inglesa y francesa en el Caribe Español fue realizada por corsarios que realizaron incursiones armadas en las posesiones españolas entre 1536 y 1609. En una segunda etapa, se fundaron colonias en las Antillas Menores, un área que no había sido colonizada por los españoles. Entre 1630 y 1640, los holandeses reclamaron Curaçao, Aruba, Bonaire, Sint Eustatius, Saint Martin, y Saba. En el mismo período, los ingleses reclamaron Barbados, Nevis, Antigua, y Montserrat, y los franceses reclamaron Martinica y Guadalupe. Cada nación trató de impedir que sus colonias establecieran relaciones comerciales con cualquier otro país y, entre 1697 y 1814 hubo numerosos conflictos entre el Reino Unido y Francia acerca de sus posesiones en el Caribe.
La producción de azúcar llegó a dominar las economías de la mayoría de las islas y los traficantes holandeses suministraron tanto las técnicas de fabricación como los esclavos (principalmente de África occidental). Las condiciones para los esclavos africanos eran extremadamente malas. La única esperanza para ellos era escapar hacia el interior y juntarse a otros para forma una comunidad cimarrona (‘Maroon’ en inglés). Las sociedades cimarronas fueron un elemento importante en la preservación de la cultura africana en el Caribe, y tuvieron una auto-suficiencia económica que no existía en las plantaciones de azúcar. En todas partes, las economías de las islas continuaban evolucionando alrededor de las exportaciones de azúcar. Durante este período, se estableció un modelo de economías frágiles dependientes de influencias externas, lo cual persiste en la región.
Luego de muchos intentos de rebelión por parte de los esclavos, suceció una revolución exitosa lidereada por Toussaint-Louverture, un abolicionista que ganó el control de la colonia de St. Domingue durante la Revolución Francesa (1789-99). Sus sucesores, Jean-Jacques Dessalines y Henry Christophe, ganaron la independencia de Francia luego que Napoleón intentara restaurar la esclavitud en St. Domingue y, para simbolizar esta rotura, tomaron el nombre indígena de Haití para su república.
El colapso de la sociedad esclavista fue acelerado, en todas las Indias Occidentales, por factores externos lo mismo que internos. Los abolicionistas ingleses alegaban que, a través del mercado de esclavos, Inglaterra estaba enriqueciendo a su rival, Francia, debido a la re-exportación de esclavos a las colonias francesas. Los puntos de vista humanitarios sobre la esclavitud y el comercio de esclavos fueron ganando influencia y el incremento de los costos en la producción de azúcar reforzaron las críticas hacia los propietarios de plantaciones. Finalmente, en 1803, Dinamarca abolió el comercio de esclavos, seguida por Inglaterra en 1807, Francia en 1817, Holanda en 1818, España en 1820, y Suecia en 1824. La esclavitud en sí fue abolida finalmente en las colonias británicas en 1833, en las colonias francesas en 1848, y en las colonias holandesas en 1863; en las colonias españolas, fue abolida en Puerto Rico en 1873 y en Cuba en 1880.
El sistema de plantación cambió considerablemente luego de la emancipación. Se le pagó compensación a los propietarios pero, frecuentemente, el dinero no era usado para modernizar las economías sino que era retirado de las Indias Occidentales. La mayoría de las plantaciones no era viables y la producción de azúcar solamente podía mantenerse si varias plantaciones se asociaban para suministrar la materia prima a una fábrica central. De esta manera se fueron creando los latifundios de caña de azúcar en las Indias Occidentales durante la segunda mitad del siglo 19.
Algo de diversificación agrícola se logró en varias islas con la siembra, por pequeños propietarios, de cultivos alimenticios y para el comercio tales como cacao, nuez moscada y bananas. La tendencia hacia la diversificación continuó en el siglo 20 con el desarrollo del tráfico turístico y las industrias mineras (especialmente de bauxita y petróleo), pero las condiciones económicas empeoraron debido a la depresión mundial de los años 30, y muchas colonias se aproximaron más a sus madres patrias o aceptaron el gobierno directo.
El involucramiento de los Estados Unidos en las Indias Occidentales, que empezó con la ocupación de Cuba y Puerto Rico durante la Guerra Hispano-Americana (1898), aumentó durante los primeros años del siglo 20. Los Estados Unidos compraron las Islas Vírgenes Danesas (1917) y ocuparon Haití (1915-35) y la República Dominicana (1916-22). Las bases militares norteamericanas en el Caribe servían para proteger los intereses occidentales durante la Segunda Guerra Mundial pero, al mismo tiempo, crearon oportunidades de inversión lo que, con frecuencia, llevó a una dependencia económica y al resentimiento.
El desarrollo del nacionalismo caribeño fue impedido, luego de la Segunda Guerra Mundial, por las limitaciones económicas en la mayoría de los territorios individuales, y el proceso de independencia fue lento. Haití alcanzó su independencia en 1804; la República Dominicana en 1844; Cuba luego de la Guerra Hispano-Americana de 1898; Jamaica y Trinidad y Tobago en 1962; Barbados en 1966; Bahamas en 1973; Grenada en 1974; Dominica en 1978; Saint Lucia y Saint Vincent y las Granadinas en 1979; Antigua en 1980; y Saint Kitts y Nevis en 1983.
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