El Larimar – Origen y Composición
Por Rafael Osiris de León
Resumen del artículo aparecido en el Suplemento del Listín Diario, 29 de marzo de 1986
Hace alrededor de 100 millones de años, cuando nuestra isla era apenas un alargado macizo rocoso que emergía del fondo oceánico, rocas volcánicas básicas, principalmente andesitas y basaltos de textura porfirítica, fueron emplazadas en el extremo oriental de lo que hoy es la sierra de Bahoruco.
Estas rocas, en principio fueron soluciones incandescentes que cristalizaron a medida que el transcurso del tiempo permitía el descenso de su temperatura.
La composición mineralógica de aquellas soluciones era muy variada, predominando la asociación Silicio – Oxígeno (Silicatos) en diferentes formas y estados que se mezclaban con elementos alumínicos, sódicos, cálcicos, férricos, magnéticos, etc., para formar tanto los minerales esenciales como los minerales accesorios de aquellas rocas en proceso de cristalización. Una de estas mezclas, quizás la menos usual en aquel ambiente de complejidad química y descenso de temperatura, es la de Silicio – Oxígeno con elementos Sódicos – Cálcicos en las proporciones necesarias para formar pequeñas concreciones compactas de color verde azulado, apariencia fibrosa y brillo sedoso que hoy día la mineralogía descriptiva define como Pectolita.
Ha pasado mucho tiempo desde entonces; la Tierra ha girado en torno al Sol por lo menos cien millones de veces y diferentes especies han existido a todo lo largo de esta cronología. Pero en ese intervalo de tiempo, nuevas soluciones incandescentes fueron inyectadas a presión, provocando la consecuente alteración de las rocas preexistentes, mientras el exceso de calcio contenido en las aguas marinas se precipitaba en forma de Carbonato que se depositaba en el fondo oceánico cubriendo totalmente las andesitas y basaltos, previamente emplazados.
Pero las inyecciones magmáticas continuaban y obligaban a estas rocas volcánicas a abrirse paso ascendentemente a través de las calizas, al tiempo que el extenso macizo de Bahoruco se levantaba lenta y firmemente.
Ya para finales del Mioceno, estas rocas estaban expuestas superficialmente, por lo que el sol, las lluvias y el viento comenzaron a aprovechar la debilidad estructural introducida por el proceso de alteración, erosionándola en forma significativa.
Este proceso de erosión permitió que a lo largo del cauce del río Bahoruco se desplazaran fragmentos de rocas volcánicas, entre ellos, algunos con incrustaciones verde-azuladas que, aunque exclusivas de aquella región, pasaron desapercibidas desde los tiempos de Enriquillo hasta principios del presente siglo, cuando el padre Miguel Domingo Fuertes, en una comunicación fechada el 22 de noviembre de 1916, informó al Arzobispo Nouel sobre la presencia de esta pectolita.
Posteriormente, en el año 1974 el señor Miguel Méndez, dedicado por años a la artesanía de piedras semipreciosas, y el señor Norman Rilling, del Cuerpo de Paz, colectaron algunas muestras, que probaron en un taller artesanal con resultados muy satisfactorios, decidiendo entonces dar a este mineral el nombre de LARIMAR (ver nota). Algunas muestras fueron enviadas luego al Smithsonian Institution, institución que realizó pruebas determinativas para la correspondiente clasificación mineralógica.
Investigación Geológica
El depósito de Larimar hasta ahora conocido, se localiza en el paraje Los Chupaderos de la Sección Los Checheses, distante unos 7 kilómetros al noroeste de La Ciénaga y 10 kilómetros al suroeste de Barahona. Este depósito es un complejo volcánico básico, constituido esencialmente por andesitas porfiríticas y basaltos intensamente alterados, por lo menos en el área de afloramiento, y rodeados de gruesos mantos de calizas eocénicas que se han visto fuertemente brechadas producto del movimiento ascendente del complejo volcánico.
El Larimar ocurre en forma de pequeñas concresiones que rellenan cavidades producidas por el escape de gases al momento de la cristalización del basalto. Estas concresiones generalmente tienden a ser ovaladas y concéntricas con un núcleo muchas veces blanco debido a la concentración de óxido cálcio (CaO).
Composición Química
SiO2 | Sílice | 40.27% |
CaO | Óxido Cálcico | 26.93% |
MgO | Óxido de Magnesio | 14.71%> |
Fe2O3 | Óxido Férrico | 14.54% |
Al2O3 | Alúmina | 2.65% |
El alto contenido de hierro y magnesio en esta muestra evidencia el carácter ferromagnesiano de la roca que alberga el Larimar, contenido no usual en minerales de esta categoría pero sí usual en rocas básicas como el basalto.
SiO2 | Sílice | 54.05% |
CaO | Óxido Cálcico | 33.72% |
Na2O | Óxido Sódico | 8.69% |
H2O | Agua | 2.62% |
Fe2O3 | Óxido Férrico | 1.00% |
MgO | Óxido de Magnesio | 0.66% |
Al2O3 | Alúmina | 0.44% |
K2O | Óxido Potásico | 0.013% |
Este análisis cuantitativo refleja claramente que los constituyentes esenciales del Larimar son la sílice y el óxido cálcio, con el óxido sódico y el agua como elementos secundarios, mientras que el hierro, el magnesio, la alumina y el potasio aparecen sólo en forma de impurezas.
Nota 1: El nombre LARIMAR fue creado de Larissa (nombre de una hija de Miguel Méndez) y mar.
Nota 2: El larimar fue declarado “piedra nacional” de la Rep. Dom. en el 2011 mediante la ley 296-11 y mediante la ley 17-18 del 2018 se declara el 22 de noviembre de cada año como “día nacional del larimar” por ser ese día, en el año 1916, que el sacerdote Miguel Domingo Fuertes descubrió la piedra en Barahona.
En este siguiente artículo, “Larimar – Hermosa, azul y desconcertante” del entomólogo y lapidario aficionado americano D. Robert Woodruff se presentan otros aspectos de esta piedra semipreciosa (aquí puede leer la versión original en inglés – “Beautiful, Blue – and Baffling”).
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