Guerra Domínico-Haitiana III

Primera Campaña



La Fuente del Rodeo – “Bautismo de sangre”

La primera columna del ejército haitiano que penetró en territorio dominicano fue la comandada por el General Souffrant. Una avanzada, a cargo del Coronel Louis Auguste Brouard, había llegado a Neiba el día 9 de marzo, contrarrestando allí el pronunciamiento independentista hecho por el Capitán Fernando Tavera, ayudante del alcalde de Neiba.

Al amanecer del 11 de marzo de 1844, en el lugar denominado La Fuente del Rodeo, unos 20 kilómetros al este de Neiba, el Capitán Tavera, junto a sus tenientes Vicente Noble, Dionisio Reyes y Nicolás Mañón, se enfrentaron a la avanzada haitiana comandada por Brouard, para resultar victoriosos y obtener en ese combate singular el primer triunfo del ejército del naciente Estado Dominicano. [Ver mapa]

1 – La Fuente del Rodeo   2 – La Cabeza de Las Marías   3 – Las Hicoteas

Un cronista haitiano, el teniente Dorvelás-Doval, ayudante de Brouard y testigo presencial del suceso, escribió: “…el 11, al alba, una columna de alrededor de doscientos hombres, caballería e infantería, armados de fusiles, lanzas y espadas, tomó posición y atacó nuestra avanzada al grito de ‘Viva la República Dominicana! Dios, Patria y Libertad’.” Los dominicanos hicieron retroceder al batallón haitiano aunque en la acción el comandante Tavera sufrió una herida de consideración (por cuya causa fue sustituido en el mando por sus tenientes Vicente Noble y Dionisio Reyes).

A este primer combate victorioso del pueblo dominicano, el historiador José Gabriel García lo calificó de: “…verdadero bautismo de sangre de la República!.

Camino a Azua

Al replegarse hacia Neiba, el Coronel Brouard hizo que los regimientos 20° y 21° se adelantaran a paso de carga desde Las Barbacoas (la actual Villa Jaragua) hasta La Cabeza de Las Marías, al este de Neiba [ver mapa, arriba], en donde en una breve acción derrotaron el día 13 a los tenientes de Tavera, Vicente Noble y Dionisio Reyes, quienes se replegaron hasta el río Yaque del Sur, mientras la vanguardia haitiana sostenía aquella posición en espera del grueso de la división de Souffrant.

Entre tanto Hérard ainé, avanzando a través de Comendador y Las Matas de Farfán, ocupó, tras una breve escaramuza sostenida contra la avanzada del Comandante Luis Álvarez, a San Juan de la Maguana el día 16, retirándose Álvarez hacia Azua en donde informaría del avance enemigo.

Instalado en San Juan, Hérard escribe un oficio al General Morisset dando instrucciones, “para poner en pie todos los ciudadanos de su distrito” para tomar las armas, a la vez que le comunicaba la salida de Cabo Haitiano de la división de Pierrot bajo cuyas órdenes serviría al mando de una columna que dirigiría “su marcha con toda celeridad sobre Santo Domingo, donde usted me encontrará”.

El mandatario haitiano ignoraba que el 6 de marzo Morisset se había visto en la obligación de capitular y entregar el Fuerte San Luis ante el cerco que le impusieron las tropas cibaeñas.

Hérard avanzó hacia Azua y el 18 en la tarde llegó a Los Jobillos, y allí fue contenido por la fuerza de cubierta comandada por el teniente coronel Lucas Díaz, que le opuso en el paso del río Jura, unos pocos kilómetros al oeste de Azua, lugar hacia donde se replegó el comandante Díaz tras cumplir su misión retardatoria, obligando a las tropas haitianas atrincherarse y pernoctar en la margen occidental de dicho río.

El mismo día 18, en Las Hicoteas (o La Hicotea), al este de la Sierra Martín García [ver mapa, arriba], un batallón capitaleño, comandado por Manuel Mora, y otro banilejo, comandado por Manuel de Regla Mota, y la vanguardia al mando de los comandantes José María Cabral y Francisco Soñé, derrotó a la vanguardia de Souffrant obligándola a pernoctar allí e impidiéndole participar en la batalla del siguiente día.

El historiador haitiano Thomas Madiou escribió: “El 21 llegó el General Souffrant a la cabeza de su columna, que tenía tres días de retardo a causa de las emboscadas que se había visto obligado a combatir, casi diariamente, desde su salida de Neiba”.

Estos combates y emboscadas fueron las acciones retardatrices libradas por las fuerzas dominicanas de avanzada como parte de la defensa elástica adoptada por el Coronel Antonio Duvergé desde Azua, encargado del Cordón defensivo del Sur, que tenía como objetivo desgastar y dilatar las fuerzas enemigas en su avance, mediante acciones móviles, cediendo terreno, hasta lograr anular el impulso de su marcha e impedir, tal como sucedió, que la división del General Souffrant llegara a tiempo para participar en la batalla librada el 19 de marzo.

Dorvelás-Doval relata que también la retaguardia del General Riché, integrada por toda la caballería con que contaba Hérard, llegó retrasada y demasiado tarde como la columna de Souffrant.


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